Los Juegos de Azar


Tahúr, embaucador, jugador, tramposo, timbero, son algunas de las designaciones para referirse a quienes están atraídos a los juegos de azar. Es un hecho que ha traído grandes desgracias a familias completas, el que un sólo miembro de ella haya sido adicto al casino, las carreras de caballos, las cartas, etc. En otros juegos como el kino, el loto, la polla gol, la lotería, etc., las personas se vuelven adictas sin darse ni cuenta, sus mentes crean dependencia y están atormentadas por una serie interminable de deseos y gustos que sueñan darse si "les acompaña la suerte". Esto crea una horrible conciencia material en la cual no pueden dejar de pensar en lo que harán si ganan ese dinero. De esta manera olvidan por completo su fortuna y riqueza por el sólo hecho de tener un cuerpo humano, y por tener la posibilidad de desarrollar su conciencia espiritual, que culmina en una vida de éxtasis, de paz y felicidad. Olvidan por completo que Dios está en sus corazones como un amigo bienqueriente, dispuesto a dar todo tipo de bendiciones, de alivio y perfección.

Nuevamente debemos lamentar que se permitan los juegos de azar en el mundo. Vemos que los lugares donde éstos se realizan están rodeados de un ambiente indeseable. Se puede palpar la codicia, la lujuria, el orgullo, que prevalece en ellos, la euforia, la ceguera y la displicencia sórdida que los domina. Hemos olvidado que la meta de la vida humana es despertar el amor por Dios. Es purificar el corazón y crear un verdadero ambiente de paz, sabiduría y hermandad. La tarea es grande, como también los medios que hemos recibido con este nacimiento. Podemos intuir dentro de nosotros que aspiramos a algo grande. Algo que no podemos encontrar en este mundo. Debido a que los líderes del mundo han perdido su capacidad de dar caridad y misericordia, muchas personas menos pudientes recurren a los juegos de azar como una esperanza. En los tiempos Védicos, los reyes daban grandes caridades a los sacerdotes o brahmanas y ellos distribuían la riqueza en forma ecuánime. Los monarcas eran comparados al sol que extrae el agual del océano y después la llueve donde es más necesaria. Al igual ellos cobraban impuestos y repartían en la forma más justa. Es doloroso ver cómo incluso los niños y jóvenes pierden su valioso tiempo en los videos, echando una ficha tras otra, fumando, etc, en un ambiente estridente saturado de pasión y tendencias violentas. Desde pequeños ya son educados a buscar satisfacción en una máquina y en los objetos de los sentidos, pero muy rara vez se les incentiva a conocer algo acerca de la naturaleza espiritual que los constituye.


Nuestro maestro espiritual prohibió por ello los juegos de azar, por considerarlos una fuente de corrupción, de necedad y de ilusión. Dijo que por evitarlos el hombre desarrolla la veracidad y aprende a vivir la realidad que le corresponde. Pensamos que el mundo Cristiano no puede más que concordar con estas opiniones, porque la realidad misma nos muestra las graves consecuencias de esta práctica. El deseo por riqueza inmediata es contrario al espíritu de la enseñanza del Nuevo Testamento. Jesús enseñó a las multitudes a buscar los tesoros eternos del cielo en lugar de la ganancia temporal y terrena. El insistió en el autosacrificio y en la renunciación a las posesiones materiales, a los lazos familiares y a los deberes con el mundo. (Mateo 6.19-21, 6.24-34, 8.21-22, 10.34-39, 19.20-21, 29; Lucas 9.57-62, 12.51-53, 14.25-26,33).

Jesús no estaba interesado en discusiones sobre dinero y propiedades (Lucas 12.13-14). Enseñó que la vida es para algo más que para acumular cosas materiales. Condenó a aquellos que atesoran para sí pero que no son ricos para Dios (Lucas 12.15-21).