Reencarnación en ambas tradiciones


No es novedad para nosotros que tanto la filosofía como la religión de la India y del oriente en general sustentan la reencarnación como un hecho evidente. Sri Krishna mismo nos da prueba de ello en su Bhagavad-Gita, donde dice: "Así como en el cuerpo el alma encarnada pasa continuamente de la niñez a la juventud y luego a la vejez, así mismo el alma pasa a otro cuerpo en el momento de la muerte. A la persona autorrealizada no la confunde tal cambio" (B.G. 2.13)

Este es sólo uno de los tantos textos en que el Bhagavad Gita explica el proceso de la reencarnación. Lo primero que Sri Krishna quiere hacernos comprender es que no somos este cuerpo, sino el alma espiritual que habita dentro.

El cuerpo, nos dice Krishna, al igual que una vestidura, cubre al alma, pero cuando envejece, ésta lo cambia por uno nuevo. En especial en el principio de Su instrucción, Sri Krishna, deja claramente establecida la diferencia entre el cuerpo y el alma. Este cuerpo se divide en burdo y sutil y está constituido de energía material externa. El alma, por otro lado, es energía espiritual y dota al cuerpo de conciencia. La prueba sencilla de esto es la muerte, que significa la ausencia del alma en el cuerpo.

El común de la gente piensa que somos una combinación de cuerpo y alma, pero lo que nosotros observamos en realidad es que seguimos existiendo como la misma persona a pesar de haber estado en cuerpos diferentes desde que nacimos. Conservamos el mismo nombre y el mismo número de identificación, esto es prueba de que somos la misma persona, pero es un hecho, de que nuestro cuerpo está cambiando continuamente, e incluso hemos existido antes y existiremos después de él.

El cuerpo es comparado con el agua y el alma con una gota de aceite; el agua puede arrastrar al aceite, pero éste nunca se mezcla con ella. De la misma manera en nuestro estado actual nuestra alma está condicionada por el cuerpo y se deja llevar por él. Su conciencia cubierta y confundida le hace creer que nace, envejece y muere, pero esas sólo son transformaciones del cuerpo, y podemos sentir que nuestra conciencia está limitada por ellas.

Si en realidad fuésemos cuerpo y alma, dejaríamos de ser junto con cada cambio de este cuerpo, pero esto es algo que no se da en realidad. Para una madre ese hijo que tiene en sus brazos será el mismo que después verá crecer. Es muy importante tener bien en claro esta separación absoluta entre cuerpo y espíritu. La única vinculación que existe entre ambos es a través del concepto ilusorio que me hace pensar que "yo soy este cuerpo". Pero cuando mi conciencia consigue cambiar y sacudir esta ignorancia ilusoria puede declarar con convicción "yo no soy este cuerpo sino un alma espiritual, eterna y bienaventurada sirvienta de Dios", en ese momento se ilumina con plena sabiduría y rompe por completo los nudos del cautiverio material.

En otras palabras, cuando el espíritu identifica su ser con este cuerpo, su conciencia se materializa y se degrada, desarrollando diferentes apegos por el placer de los sentidos y del mundo externo. Pero cuando este mismo espíritu se concentra en su propia naturaleza y en su relación con Dios, puede saborear en plenitud la dulzura de la realización transcendental. Por ello encontraremos que todos los santos, en todos los tiempos, no invitan a alejarnos de los intereses del cuerpo y buscar satisfacer el hambre del espíritu. Es fácil comprender esto desde el punto de vista filosófico, pero es necesario tener una verdadera realización de esto para poder vernos realmente libres de la sombre de ignorancia causada por nuestra identificación corporal. La comprensión cabal de esta verdad volverá al hombre un sabio y un espíritu resuelto en la búsqueda de la verdad.

Sócrates quedó inmortalizado en el Fedón por enseñar a sus discípulos, y al mundo en general, su firme convicción de que él no era su cuerpo y que después de su muerte sy espíritu de filósofo, liberado de las densas ataduras, podría elevarse y saborear esencias más sutiles.

En resumen, podemos encontrar en las enseñanzas de Sri Krishna que el alma es inmortal, distintea del cuerpo y preexistente a él. Es porbable que estas dos últimas afirmaciones sean extrañas para un cristiano de esta época. Mas a este respecto, podemos citar las palabras del Señor dirigidas al profeta Jeremías: "Antes de formarte a ti en el vientre, Yo te conocía a ti; y antes de que salieras del vientre, Yo te santifiqué y Yo te ordené a ti como un profeta ante las naciones"(Jeremías 1.4-5). Pablo le escribió tanto a los romanos como a los efesios que Dios conocía a sus fieles y los favorecía incluso antes de que el Mundo fuese creado. (Romanos 8.29-30; Efesios 1.4). Ambas citas evidencian el credo en la preexistencia del alma en la cristiandad. Incluso los primeros cristianos que creían en ella fueron conocidos como pre-existencialistas. Clemente de Alejandría fue uno de ellos y escribió con interés acerca de lo que llamó la Metemsomatosis "hemos existido desde el principio - escribió Clemente en su Stromata - porque en el principio estaba el Logos... Y Él tubo compasión con nosotros desde el principio".

En lo referente a que el alma es distinta del cuerpo, encontramos enfatizado en las cartas de Pablo cómo el espíritu es vestido con un nuevo cuerpo y cómo la naturaleza eterna del alma y su relación con Dios se contrapone a la naturaleza temporal de la carne y del mundo material.

Con respecto a la reencarnación, los primeros cristianos la vieron con buena cara, ya que tenían contacto con la filosofía de Platón y su idea de la metempsicosis. "La doctrina cristiana era esencialmente platónica, - dice el Rvdo. Alvin V.P. Hart - hasta la época de Aquino en la cual la filosofía de Aristóteles comenzó a infiltrarse en la iglesia. Pero la iglesia ingluenciada por Platón, al igual que Platón mismo, firmemente apoyó la idea de la reencarnación. Yo creo que recién el primer Concilio Ecumérico, o en el segundo Concilio de Constantinopla esta doctrina fue abolida. Esto fue en el siglo VI. Esencialmente fue abolido debido a un edicto papal el cual a su vez estaba influenciado por los líderes políticos de la época, de los cuales el más notable era el emperador Justiniano. También se consideró que si las personas pensaban que tenían más de una vida para volverse un cristiano perfecto, ellos podrían inclinarse por llevar una vida pecaminosa ahora pensando expíar en la siguiente. Sobre la base de esto fue decidido negar la doctrina de la reencarnación. Todos los textos fueron quitados de la Biblia...".

Orígenes (185 al 250 d.C.), fue uno de los padres de la iglesia más sobresalientes. Su influencia sólo puede ser secundada por San Agustín. Orígenes enseño que Dios crea espíritus, y que todos los espíritus son iguales. Todos tienen libertad. Algunos caen en el pecado y se vuelven demonios. Este proceso de crecimiento o de involución es continuo. Un ser humano en el momento de la muerte, puede nacer como un álgel o un demonio. Sostuvo que las diferentes formas de vida corresponden a los diferentes grados de perfección e imperfección. Todos los hijos de Dios son creados libres e iguales pero recibieron su condición actual "como recompensa o castigo por la forma en la cual usaron su libertad".

Orígenes afirmó que el alma por estar dotada de libre albedrío siempre puede rendirse a Dios. De allí la necesidad de la transmigración. la gracia divina fluye libremente, pero el alma debe libremente dirigirse a Dios, con la finalidad de recibirla. En su libro III de Los Principios, cap. 5, escribió: "Por alguna inclinación hacia el mal, ciertas almas toman cuerpos primero de hombres; luego, debido a la asociación con personas irracionales, nacen como bestias, de donde se sumergen al nivel de plantas. Desde esa posición ellos se elevan nuevamente y son restablecidos en la posición celestial".



Tanto Orígenes como Clemente de Alejandría hablaron de una estado intermedio, considerando que era de castigo, entrenamiento y purificación. San Ambrosio, el maestro de San Agustín, dijo que las almas esperan el fin del mundo en varias "habitaciones", que varían de acuerdo con sus actividades en la Tierra. San Agustín enseñó que las almas de los hombres son juzgadasde inmediato después de morir, y algunas va a un lugar de purificación. Santa Catalina de Génova (1447-1510) enseñó qe cuando uno muere, de inmediato reconoce los impedimentos por los cuales no puede acercarse a Dios y, por lo tanto, voluntariamente se entrega a la purificación. Todas estas ideas son compatibles con la reencarnación.

En fechas más recientes, Sir William Jones, un misionero cristiano del siglo XVIII, escribió: "Yo no soy hindú, pero comparto la doctrina de ellos en lo referente a un estado futuro (reencarnación) como incomparablemente más racional, más piadoso, y más apropiado para alejar al hombre del vicio, que las horribles opiniones inculcadas por los cristianos acerca de un castigo sin fin".

En realidad no podemos concebir la infinita gracia del Señor junto a un estado de condena eterna. A este respecto, el filósofo Francis Bowen, de Harvard, en su ensayo titulado "Metempsicosis Cristiana" admitió: "Una eternidad ya sea de recompensa o castigo, parece una ganancia inadecuada para el breve periodo de prueba en la tierra".

Sólo mediante los conceptos de karma y reencarnación podemos comprender claramente la justicia de Dios. En el evangelio podemos comprender claramente la justicia de Dios. En el evangelio encontramos a los apóstoles preguntándole a Jesucristo si un niño había nacido ciego por causa de sus pecados o debido a los pecados de sus padres. Por esta pregunta podemos entender que ellos tenían alguna idea de reencarnación, o de que uno recibe un determinado tipo de cuerpo de acuerdo a sus actividades pasadas. La filosofía védica nos habla de karma como la ley de acción y reacción, que es el principio de justicia universal de cuyas leyes la transmigración forma parte de manera lógica y natural. Por encima de este principio de justicia está el de la misericordia del Señor, que constituye la única esperanza de salvación para el alma condicionda.

El día que el cristianismo vuelva a las enseñanzas de sus padres originales y pueda basar nuevamente su doctrina en la lógica del karma y la reencarnación sin duda podrá presentar a sus fieles un credo más sólido, armonioso y liberado de los dogmas y misterios que lo suelen ensombrecer.